Dolor de muelas

Esta semana ha sido una semana muy difícil. A los problemas que en donde trabajo se crean ellos solos, se ha sumado un dolor de muelas del copón.

Cierto es que desde que llegué a Mexico, cuando tomaba bebidas frías me dolía especialmente un lado de la boca. Alguna vez me había pasado antes, pero con el tiempo y pasta de dientes sensitive acababa pasándose.

Esta vez ha sido distinto, el miércoles ya tenía un dolor insoportable, tanto que al final decidí ir al dentista. E ir al dentista o al médico aquí no es tan fácil como en España. Bueno, si lo es, agarras y vas, pero requiere de un ritual.

Primero, aquí no hay seguridad social como la entendemos en España, aquí los hospitales son privados todos, esto es, cada vez que entras, lo primero que te piden es el número de la tarjeta de crédito porque si no, no te ponen ni en lista de espera, te estés desangrando o vayas con la cabeza debajo del brazo.

Además, al ser un servicio privado, no se trata de ir al médico y el que te toque, sino que como tú pagas, tú eliges con que médico o especialista te vas a tratar. Y claro, a mejor medico mayor tarifa. Esto en principio, en mi caso, no tiene mucha importancia porque donde trabajo tenemos un seguro médico muy bueno y cubre todos estos detalles.

¿A qué dentista ir entonces? Pues después de preguntar a compañeros mexicanos y expatriados, me dieron dos opciones. Uno cerca de la oficina que la frase de recomendación fue “no te preocupes que es un sitio limpio y a mi mujer la hicieron un buen trabajo” y una clínica dentro del Hospital Español que nadie había probado.

Como el Hospital Español es el que mejor reputación tiene en todo DF, y no es porque sea Español, porque no sé exactamente la historia de ese hospital, porque se me hace curioso que tenga el escudo de España por todos lados, y no sé hasta qué punto se puede poner el escudo de un país como logotipo, pues eso, que me monto en un Uber y me voy para allá con lagrimones en los ojos del dolor que tenía.

El Hospital en cuestión es grande, como un campus Universitario, con sus edificios y sus clínicas. Me costó un buen rato encontrar la clínica de Odontología. Y cuando finalmente la encuentro, lo dicho, al entrar ni buenas tardes ni ostias: “Hola, ¿tiene ficha como paciente en esta clínica?” “Pues no, no soy de aquí y es la primera vez” “Ok, pues necesito un número de tarjeta de crédito o débito”.

Bueno, fichas, encuestas y firmas de que les autorizas a hacer lo que les dé la gana y que si se equivocan no tienen responsabilidad, me dicen que espere en la sala porque el Doctor esta comiendo. Y literalmente, media hora después de estar sujetándome la cara con las manos, entro a la consulta y aparece un tío sin afeitar y con restos de su comida en la mesa.

Le cuento la película, me sienta en la silla del dentista, me pregunta donde me duele, y le digo que no lo sé exactamente porque las muelas y dientes no me duelen exageradamente cuando las golpeo, pero que más o menos por aquí.

Me saca una radiografía, y según él, no ve nada, me la enseña y no se ve nada.

Total que le digo, que me duele un montón, y que puede que sea una infección. El odontólogo me dice que si el dolor va y viene seguramente sea un nervio de alguna muela, y que como no tenemos el dolor localizado, lo mejor es desvitalizar un par de muelas. ¿¿¿¿Un par de muelas???? ¿¿¿Sin saber cuál???

Además, me dice que hay que hacerlo lo antes posible, esta noche ¿¿¿noche??? o como mucho al día siguiente. Que el que me operaria (utiliza esta palabra) es un compañero que sabe mucho y que hará otro diagnostico antes de realizar la operación.

Reservo cita para el día siguiente, pago religiosamente los 500$MXD por la consulta y los 50$MXD por la radiografía y me marcho, muy pero que muy preocupado.

Ya en la farmacia, de la que hablaré otro día, compro el antibiótico y un genérico para el dolor. Y después de tomarme la pastilla mágica para el dolor, y ahora sí, con la tranquilidad de no tener un martillo neumático golpeándome la cabeza, ¿Qué es lo que me pasa? Pues que me entra hambre, un día sin comer y sin ganas por el dolor de muelas es lo que tiene, y como dicen los grandes maestros: “Con la panza llena se piensa mejor”.

Así que sentado en el MacDonalds de Antara, decido anular la cita con el dentista, y tomarme el antibiótico a ver qué pasa, porque si en la radiografía no ha salido ni caries ni infección…

Y aquí estoy media caja de antibióticos después, y sin tomarme ninguna pastilla más para el dolor, contento como unas castañuelas.

COROLARIO (como decía mi profesor de física de BUP): El Señor Odontólogo era o bien el becario o un inútil de mucho cuidado, o peor aún, un jeta que lo único que quería era facturar y facturar… si por una revisión para no ver nada y no decir nada te meten el rejón de 550$MXD (que son unos 30€), que es poco comparado con España, pero que aquí es una suma importante.

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