Ascensor

Ayer tuve una de esas experiencias que te hacen que pensar. Era un Martes como otro cualquiera, volvía de casa en taxi porque estuve en una reunión con un cliente y para moverte por el DF en coche es muy complicado, y mas para aparcar. Puedes tardar una hora en hacer 10 km, y otra hora para buscar sitio para aparcar.

Siempre puedes dejarlo en un “valet parking”, pero a mi no me gusta dejarle mi coche a un desconocido y confiar en que te lo va a aparcar bien y no lo va a golpear.

El caso es que estaba empezando a llover, eran las 19,30h mas o menos y cuando entré en el portal justo empezó a llover y pensé: “Que suerte tengo!!!”

Pues debí gastarme toda la suerte ese día, porque me monté en el ascensor, pulsé el piso 3 (mi edificio tiene 4 plantas), y cuando el ascensor llegó al tercer piso no paró. No le di mas importancia ya que pensé que algun vecino del piso 4 habría sido mas rápido que yo y pensé que pulsó antes que yo.

La sorpresa fue que tampoco paró en el 4 hasta que el ascensor golpeó fuertemente contra algo y se paro. Di un pequeño salto, sin golpearme en ningún sitio y el susto fue importante. El control del ascensor empezó a pitar y el ventilador se arrancó de golpe para meter aire, y yo parado por encima del piso 4.

Tampoco me asusté mucho, lo primero que me vino a la cabeza fue como colocarme por si el ascensor se caía a plomo hasta la planta baja. Pero luego pensé, y dije, si me caigo desde el piso 4 va a dar un poco igual como este, porque seguro que no lo cuento. Me quité la mochila para no caer sobre ella, y empecé a tocar el botón de emergencia, y el del teléfono.

Intenté abrir las puertas, casi no se abría la del ascensor, pero hubiera podido pasar y con la que no podía era con la segunda puerta, la del edificio. Así que empecé a gritar, y tocar la alarma y dar en un botón con símbolo de teléfono que pensaba que me pondría con el servicio técnico del ascensor.

Al de 10 minutos aparecieron mi vecino de enfrente, el del piso 3 (un neoyorquino que vive en DF con su mujer mexicana), y el de seguridad. No les oia muy bien, y de repente alguien descolgó en el telefonillo y escuché una voz que me hablaba. Resultó que en el piso 4 había un teléfono dentro del armario de control del ascensor con el que puedes comunicarte con el interior, NO ESTABA HABLANDO CON SERVICIO DE EMERGENCIAS DEL ASCENSOR, estaba hablando con mi vecina.

Así que en ese momento pensé… voy a morir…. en un ascensor en este país, por la ineficiencia de un mexicano, esa ineficiencia contra la que me llevo pegando desde que llegué aquí hace casi un año y que ya hace tiempo que decidí convivir con ella porque va con el ADN de la gente de aquí.

Me vinieron a la mente, no se porque, imágenes de una película que vi el año pasado y que me gustó muchísimo que se titula Origenes (I Origins) del director Mike Cahill, (Director de otra pelicula que tengo pendiente de ver “Otra Tierra”) y que os aconsejo verla. Ganadora del premio especial de la critica del Festival de Sundance de cine independiente.

Origenes_Poster

Me senté un minuto a pensar como salir de aquella, y lo que hice fue hacer palanca con la pierna en la puerta del ascensor sin sacarla por fuera, y con la espalda apoyada en el ascensor conseguí abrir la puerta del ascensor. Ahora solo quedaba abrir la otra, la del edificio. Por lo menos ya escuchaba a los vecinos, y veía sus dedos intentando abrir la puerta. Así que ellos desde fuera y yo desde dentro, y rompiendo la puerta, conseguimos abrirla y de un salto salir al piso 4.

Susto importante, y correo al casero para explicarle lo que había pasado y que ponga firmes a quien tenga que poner. Que conociendo el país, y como funcionan aquí las cosas, alguien aguantará el teléfono al otro lado, escuchará la bronca y en cuanto cuelgue se bajara a tomarse unos tacos a los tianguis de la esquina y a hablar de fútbol.

Quizá exagere con el cabreo que tengo con que México sea así, pero fríamente en un 80% no me equivoco. El problema, como siempre, es que el otro 20% que es eficiente, trabaja bien y se preocupa de hacer las cosas bien, tiene que arrastras con el otro 80%. Como dice el refrán, “siempre pagan justos por pecadores”, aunque esto es otro ejemplo claro de lo que significa trabajar en un país como México. Ya no solo por los problemas que tengas que solucionar en el día a día de tu trabajo, sino por lo que rodea al día a día de tu vida.

Si esto pasa en cualquier otro país medianamente ordenado, meten a la cárcel al instalador del ascensor. Primero que para montar un ascensor y ponerle en servicio, necesitas permisos e inspecciones del Ministerio de Industria correspondiente, que habitualmente se delega a un Organismo de Certificación y Autorización (SGS, Bureau Veritas, Lloyd´s etc…)… bueno, sin mas, otro día mas en la oficina.

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