3,2,1…

3 días son los que quedan para el punto de no retorno.

Las sensaciones son raras, he pasado de la total calma y que mis decisiones se guíen por el mas absoluto pragmatismo, a que todo se tambalee entre un mar de dudas.

Ahora mismo dudo hasta si estoy llevando mucha o poca ropa. Estoy deseando que llegue el momento de estar sentado en el avión a Mexico y pensar: “Ya no hay vuelta, así que con lo que vas…”

2 somos las personas que vamos.

Aunque en el blog solo hable de mi, somos dos los que vamos.

Tengo un poco de respeto por como se va a adaptar mi pareja, porque yo ya conozco el país, he estado los últimos 3 años muchas veces, y aunque hay muchas cosas que son nuevas para mi (casi todas), se donde voy.

Ella es dura, y se adapta a las nuevas situaciones, a veces mas rápido y otras le cuesta un poco mas, pero soy consciente que los primeros meses serán especiales y nuevos.

Y 1 es el objetivo con el voy.

Esta claro que no es un viaje de vacaciones, y que el reto profesional es importante y nuevo, pero uno no solo vive de trabajar.

Quiero conseguir desconectar un poco del trabajo, aunque sea los fines de semana. Se que me tocará trabajar muchos, pero también tengo que disfrutar del país al que voy.

Y para disfrutar de lo que haces, tienes que tener la cabeza en lo que haces. No sirve de nada estar delante de las ruinas de Palenque si estas pensando en planificaciones, presupuestos y si los oficiales habrán acabado su trabajo.

Así que, objetivo que me marco, aprender a delegar y desconectar un poco.

(Hola jefe, si por casualidad lees esta entrada del blog, lo de desconectar me refiero a los fines de semana y siempre y cuando no haya trabajo urgente ;))

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