Recientemente y debido a la visita de mi hermana, decidí llevarla a que viera las Pirámides del Sol y la Luna. Es la tercera vez para mi, así que era una muy buena ocasión para probar un restaurante que todos los compañeros de la oficina me han recomendado para quedar bien con las personas que de fuera de México que visiten la zona.
Se trata de La Gruta, un restaurante atípico, un oasis de calidad dentro de un desierto de mediocridad que rodea a las Pirámides de Teotihuacán, y cuya principal característica es que se encuentra debajo de tierra, mas concretamente escavado en pura roca.
A parte, tiene una oferta de bailes y danzas típicas de todo México que amenizan la comida.
El menú que ofrece es, como no puede ser menos, de comida típica Mexicana. Con sus sopas, tacos, molcajetes (que son una especie de cuenco de cerámica que lo presentan caliente y dentro hay varios tipos de carne distinta con verduras, aguacate etc… que junto con las tortillas de maíz hacen un buen primer plato para 3 o 4 personas). No son Anchoas de Santoña, como dirian unos grandes amigos que tengo en la tierruca, pero esta todo muy bueno.
Sobresale en el menú la comida típica de la zona como los famosos Chapulines (Saltamontes fritos) y resto de delicias que, no por ganas me quedé sin probarlas todas. Pero como había que elegir una, decidí que fueran los Chapulines.
Es muy importante reservar, por lo menos con un día de antelación, porque suele estar hasta las barbas de gente. Tiene una pequeña parcela para aparcar los coche justo enfrente de la puerta, y si no hay sitio, pues tienes una campa enorme donde no hay problema en dejar el coche y darte un pequeño paseo hasta la entrada. Recomiendo ir sobre las 13,30 para que no tengas ningún problema en aparcar, que te sirvan en tiempo y que no haya mucha sensación de agobio, gritos del montón de gente que come allí, etc… solo recordar que es un restaurante familiar y turístico por lo que te puedes encontrar manadas de críos correteando y gritando entre las mesas.
La temperatura es mas que buena, teniendo en cuenta el calor y humedad que durante todo el año hay en las pirámides, se agradece unos 20 graditos mientras te comes unos chapulines.
Las cocinas están en un resalto de la propia gruta, en donde cocinan la extensa carta.
Es tradición, que cuando terminas de comer, el comensal, encienda una vela y la coloque al fondo de la gruta simbolizando que has comido muy bien, y que te ha gustado estar a la mesa de tus anfitriones. No hace falta que lleves vela, te la dejan allí, para que la enciendas y la coloques donde te apetezca.
Sin más, y como resumen, restaurante excelente, comida típica, ni mas caro ni mas barato que lo que te puedas encontrar alrededor, y ademas puedes ver un bonito espectáculo.
(Como siempre si pinchas sobre las fotos podrás verlas con mejor detalle… así puedes ver el Chapulin en primer plano…jejeje)
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